Uno sabe que está en Brasil cuándo...

Volver a Brasil es siempre una gran alegría. Pero antes de bajar en tierras tupiniquines he participado de una maratona, que empezó antes de lo que yo había previsto. Una pregunta: qué sería peor que enterarse, 4 horas antes de tener que despertarse, que el vuelo de partida salía a las 8h y no a las 14h, como se pensaba? Pues, no enterarse! Lo bueno es que me he enterado y pude dormir pocas 3 horas y despertarme para coger el vuelo en Barajas. Madrid-Lisboa-Rio de Janeiro-Porto Alegre. Salí a las 8h del 03 y llegué (o mejor, o que sobró de mí ha llegado) a la medía-noche del 04.

Sin muchas palabras, porque todavía sufro del cansancio del viajero, uno sabe que está en Brasil cuándo:

1) el pelo se encoje dos centímetros debido a la humedad (Marina, hazte el alisado antes de venir, porque sino tendrás pelo de oveja);
2) entras en el acensor del aeropuerto en Rio y casi te mueres de calor porque TODAVÍA no han instalado un ventilador allí;
3) come un exquisito "pão de queijo" y bebe zumo de uva (no hablo de vino, eh!)
4) hay mucha simpatía en el aire;
5) encuentra turistas alemanes e ingleses más rojos que un tomate cereza
6) ve gente de todas las razas y creencias;
7) mira para todos los lados y ves (y hueles) el verde de las montañas de este gigante llamado Brasil.